miércoles, 3 de diciembre de 2008

Las piedras, las hierbas de menta, y los binoculares de mi abuelo


Por mi pasa un desanimo de mierda q no me permite expresar lo que quiero decir.. me cuesta... siempre me ha costado.... la palabra definitiva, el contexto preciso, ubicar los verbos y los adjetivos lo mejor posible, aún así nunca puedo explicarlo todo, siempre queda la duda en el oyente si es un juicio valórico o solo un comentario, así que entenderán que mucha gente se ha quedado con lo primero y no me habla hasta el día de hoy.

Siento dolores estomacales, mi pulso esta muy alto, mi cabeza tiembla y mis manos a veces no toman ni una cuchara de te. Cuando chico apretaba los ojos fuertemente y los abría para ver chispas de colores que caían a mi alrededor, también daba vuelta mi bicicleta y con la cadena machacaba hojas de menta de mi ante jardín. Un día tome los binoculares de mi abuelo y partí solo al cerro a ver el cometa haley, quería verlo como decían en la tele, dificil si era de día.

Los domingo me levanta temprano, mi abuela me preparaba el desayuno y me acostaba en la cama de mis abuelos a leer el mercurio de valparaíso, no se que pude haber entendido a mis 8 años de ejercicios de enlace, boinazos o comandantes en jefe, pero leía no se que, quizás los dibujos, la cartelera de cine, las noticias de la tele, que se yo. Las enciclopedias sopena, empastadas en azul marino con un búho en el lomo, La tierra y sus recursos, y las biografías de Matemáticos en el Baldor de mis primos, matemáticos que ahora me importan una raja, fueron los motivos de por qué no aprendí a jugar al fútbol.

Cuando niño recogía piedras, ni de colores, ni con formas extrañas, solo piedras, simples piedras las que botaba metros más allá, de noche veía las estrellas desde el patio de mi casa, en el mismo donde aprecio un pericote años mas tarde, me mareaba solo pensar que erán infinitas. Con las nubes era lo mismo veía caras, personas, autos, animales, que iban cambiando deformas mediante el viento las movía... mire mucho hacia arriba pensándolo bien buscando nada, nada de bucolismo, nada de inspiración, solo mirar. Nunca me di cuenta o en realidad nunca me importó si los demás se burlaban, no existían, eran niños extraños pensaba, medios tontos, niños que a los adultos les encantaban, porque la pillería era celebrada como un logro de vida, los garabatos y el doble sentido de un niño de 7 años eran motivo de orgullo, por lo mismo no era gente de la que tenía que preocuparme, en cambio, las piedras, las mentas, y el cometa haley si lo eran.

Pensaba ahora en mi primer atari, lo tuve cuando todos ya tenían un Super Nintendo, me gustaba el Basic, hice todos los comandos que salían en el librito, la locomotora, la bandera norteamericana, la bomba, y programe las mías propias aunque nunca dejaron de ser palabras que se repetían una y otra vez o lineas de colores con sonidos sin sentido. Mis amigos eran extraños, la mayoría hijos de pacos que vivían en las casas fiscales máximo tres años, nunca volví a ver a ninguno de ellos, en la escuela, con los que me juntaba compartíamos algunas cosas en común, como por ejemplo ninguno tenía padre, vivo o muerto no teníamos ese yugo paternal que hasta el día de hoy agradezco no haberlo tenido. Que hubiese sido de los conocimientos inutiles que he adquirido durante tantos años, con un padre que hubiese preferido verme patear a los hijos de sus amigos en un campeonato de tae kwon do... aunque hubiese sido por lo menos extraño haberle dicho: papa, no me interesa el fútbol quiero machacar plantas para ver la clorofila, ¿sabías que las plantas comen sol?.

2 comentarios:

GERAL ~dks~ dijo...

Cuando "grande" recogía piedras, ni de colores, ni con formas extrañas, solo piedras, simples piedras las que tiraba metros más allá...
a los pacos reculiaos...

jajajaja
Tómate un copete pa' los temblores...

Para que veas que igual leo tus pavadas.

Y hasta el día de hoy siguen los amigos extraños, jejeje.

O_o???? dijo...

algunos extrañisimos!! y la única pava eres tú ;)